‘Cada quien en su propio palco’, así rezaba el eslogan del primer
Drive-in en 1933 tal día como hoy. Creados como una forma económica de ir al cine (25 centavos por persona), los Drive-in eran cines al aire libre donde uno veía la película desde su propio coche. La invención de
Richard Milton alcanzó gran popularidad en los
años 50 en los Estados Unidos, donde los jóvenes desde sus vehículos se abrían al amor prestando atención a todo menos a la película.